Las reuniones de vecinos, también conocidas como juntas, son una herramienta de gran utilidad para cualquier comunidad. Es cierto que, como propietarios, a menudo las percibimos como una obligación un tanto molesta; pero una junta vecinal es el mejor método con el que contamos para que los vecinos puedan hablar unos con otros y se pongan de acuerdo sobre cualquier cuestión referente a la finca. Es un espacio en el que se pueden intercambiar ideas o señalar cualquier problemática existente.
Para cubrir este tema, la Ley de la Propiedad Horizontal se encarga de la regulación del funcionamiento de las comunidades de vecinos, y también de las juntas allí celebradas.
Cada cuánto deben convocarse las reuniones de vecinos
La ley dicta una serie de requisitos al respecto. En este sentido, existen unos mínimos legales establecidos que indican que, al menos una vez al año, se debe celebrar lo que se conoce como Junta Ordinaria de Propietarios. Entre otros asuntos, en esta reunión se organizará y reestructurará el organigrama, lo que permitirá nombrar a un nuevo presidente y a un nuevo vicepresidente, entre otros.
A partir de ahí, las siguientes reuniones pueden ser dictaminadas por otros factores, que pueden ir desde la costumbre de la finca hasta el sentido común o la conveniencia de cada caso.
En todo caso, la normativa indica una periodicidad de una junta anual, aunque en algunas circunstancias de algunas comunidades puede ser aconsejable celebrar una junta extraordinaria semestral. Actuar de esta forma ayudaría al conjunto de la comunidad a solventar, de forma eficiente, todo tipo de contingencias. Por ejemplo, es habitual que surja algún problema con la cerradura de la puerta principal, o que se produzcan imprevistos relacionados con ruidos o humedades que no pueden esperar a que se celebre la siguiente junta anual.
Las reuniones de propietarios, además, deberían celebrarse cada vez que se necesite contar con una empresa de servicios, pues será allí donde se deban valorar los presupuestos ofrecidos por estas, y donde se decida si se escogen sus servicios o se eligen otras que ofrezcan una relación calidad-precio más acorde a la opinión del conjunto de los propietarios.
Obligaciones y derechos de una comunidad
Es relevante señalar que en este tipo de inmuebles existen diversas infraestructuras comunes para todos los propietarios, como pueden ser las instalaciones de electricidad y de fontanería, pero también otros elementos o espacios, como el ascensor o el terrado. Por eso, existen una serie de derechos (y de obligaciones) que se deben cumplir.
Así, como ya hemos señalado, la Junta Ordinaria de Propietarios debe celebrarse al menos una vez al año para aprobar las cuentas y el presupuesto de cada ejercicio anual. Los acuerdos ahí alcanzados, además, son totalmente vinculantes.
Los habitantes de la finca, a su vez, están obligados a mantener las instalaciones en buen estado, tanto si son privadas como comunes. Por supuesto, no pueden hacer nada que ponga en peligro la integridad del edificio. Quien cause algún desperfecto deberá encargarse de pagar la reparación.
Requisitos para convocar una reunión de vecinos
A la hora de convocar una junta extraordinaria, se han de cumplir una serie de formalidades acordes con la Ley de la Propiedad Horizontal. De este modo, la convocatoria puede ser realizada por el presidente, pero también por los propietarios, siempre y cuando sean al menos el 25 %.
Llegados a este punto, es importante que la convocatoria sea lo más clara posible. En ella se debe detallar, en la medida de lo posible, cuáles serán los temas a tratar. Esto ayudará a agilizar la junta, ya que los participantes sabrán de qué va a tratar la reunión y, de este modo, podrán prepararse.
Además, hay que seguir estas indicaciones:
- Incluir fecha y hora de la primera y la segunda convocatoria.
- Indicar quién ha convocado la junta.
- Incluir un formulario de representación para que cualquier vecino pueda delegar el voto.
Conclusión
Las reuniones de vecinos son un elemento que, sin duda, va a resultar de gran beneficio para toda la comunidad, pues se trata de una herramienta perfecta para que los propietarios se comuniquen entre ellos, tomen decisiones y lleguen a acuerdos para mantener el buen funcionamiento de la finca.
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