La gestión de una comunidad de vecinos influye de forma directa en una convivencia feliz. Los propietarios de las viviendas deben hacer frente a gastos relacionados con el mantenimiento del edificio, el cuidado de las zonas comunes y la implementación de las mejoras necesarias. Existe una figura que se ha convertido en imprescindible en muchas comunidades: el administrador de fincas. La contratación del perfil indicado supone una inversión que repercute positivamente en las finanzas a largo plazo.
¿Cuáles son los requisitos de un buen administrador de fincas?
Un administrador de fincas es un profesional con preparación y experiencia en el campo del derecho y la contabilidad. Dicho conocimiento debe quedar perfectamente acreditado por un título de validez oficial. Tras finalizar su etapa académica, el administrador debe colegiarse en el colegio que agrupa a aquellos profesionales que ofrecen sus servicios en la zona en la que va a desarrollar su trabajo. El proceso de formación es permanente, puesto que el experto debe conocer cualquier novedad que implique a los interesados. Sin embargo, más allá de contar con la titulación deseada, existen otros requisitos que debe reunir el perfil señalado.
1. Cumplimiento con la ética profesional
El trabajo realizado debe estar constantemente respaldado por los valores que están alineados con el cumplimiento de la normativa correspondiente. La transparencia es uno de los principales pilares de la relación con el cliente. Por ello, es importante que realice un presupuesto detallado.
2. Cercanía
Un administrador está presente en la junta de vecinos y realiza el acta correspondiente después de la misma. Pero mantiene comunicación con los propietarios más allá de ese momento. Es importante que ofrezca distintas vías de contacto para resolver dudas, atender posibles incidencias o aclarar cualquier cuestión sobre la gestión de la comunidad. Ten en cuenta que la vida en comunidad también puede estar acompañada por hechos extraordinarios que hay que atender con urgencia.
3. Protección de datos
El profesional debe tratar de forma responsable los datos facilitados por quienes forman parte de la comunidad. De hecho, los implicados deben estar informados de las condiciones relativas al tratamiento de los datos aportados tras el acuerdo llevado a cabo.
4. Discreción
Un administrador de fincas puede trabajar para diferentes comunidades. Cada una de ellas tiene unas características propias y una situación particular. Sin embargo, los temas tratados en cada entorno deben permanecer en el ámbito correspondiente. El profesional tiene una alta vocación de servicio al cliente. De hecho, su labor influye positivamente en la gestión de trámites que, por el contrario, pueden llegar a demorarse cuando no se cuenta con un conocimiento especializado. El administrador defiende los derechos y los intereses de los miembros de la comunidad. Y, a su vez, también ofrece un acompañamiento constante para que los propietarios cumplan con sus responsabilidades con puntualidad.
5. Definición de objetivos
A lo largo de un año se producen muchas novedades en una comunidad de vecinos. El administrador de fincas adopta un papel proactivo para lograr los objetivos realistas contextualizados en cada periodo de tiempo. Es una persona resolutiva que orienta, asesora, ayuda y acompaña a los propietarios con información práctica. Destaca por sus habilidades para hablar en público: expone con sencillez todos los temas. También se comunica con claridad a través de otros medios de contacto.
La correcta definición de objetivos también debe estar acompañada por una adecuada planificación. De este modo, el administrador es un excelente gestor del tiempo. Un profesional puntual que cumple con los plazos establecidos.
6. Capacidad de mediación, uno de los requisitos de un buen administrador de fincas
Una comunidad de vecinos está integrada por personas distintas. Las opiniones de los diferentes propietarios no siempre coinciden. Y, sin embargo, tienen que negociar y ponerse de acuerdo para solucionar asuntos comunes. La figura del administrador puede ser clave para propiciar puntos de encuentro en situaciones en las que es imprescindible negociar. Como ya hemos indicado, la comunicación asertiva es indispensable para construir un vínculo de confianza con el administrador de fincas. Los propietarios delegan en él distintas tareas relacionadas con la gestión. En consecuencia, deben estar informados de cualquier novedad. Es un profesional que practica la inteligencia emocional y social en el trabajo. Posee habilidades de liderazgo, transmite empatía y cultiva la amabilidad en los vínculos con los demás. El profesional indicado asesora a personas. Por tanto, la asertividad es uno de los requisitos de un buen administrador de fincas.
Los requisitos de un buen administrador de fincas son la expresión del compromiso, la responsabilidad y la vocación de servicio que caracterizan a un buen profesional. Debe cumplir con los acuerdos alcanzados con la comunidad de vecinos para la que trabaja. Acuerdos que deben formalizarse por escrito.